jueves, 15 de marzo de 2018

CIERRE Y REFERENCIAS DEL BULLING



A manera de cierre

Es importante insistir en la necesidad de acotar y definir con claridad el término bullying y evitar utilizarlo como sinónimo de todo tipo de violencia que se presenta en la escuela. Pese a la gran cantidad de información que circula sobre este tema, es necesario desarrollar más trabajos de investigación, con estricto rigor metodológico, que permitan mostrar particularidades, especificidades y dinámicas de distintos contextos y regiones del país, para evitar hacer conclusiones apresuradas acerca de la violencia que se vive en los planteles educativos del país.

En los estudios sobre el bullying se ha privilegiado el uso de metodologías de corte cuantitativo, principalmente encuestas, pero sería recomendable incorporar trabajos cualitativos, o que combinen ambas perspectivas, con la finalidad de contar con diferentes aproximaciones y tener mayor información acerca del fenómeno pues, como se registró en las entrevistas, es un tema preocupante que estuvo presente en los planteles de referencia; sin embargo, su identificación precisa implicó un seguimiento detallado, un tiempo de permanencia en el aula de casi un año así como una observación constante para identificarlo con claridad.

En algunos planteles encontramos que había distintos tipos de violencia así como diversos conflictos, pero no en todos los casos registramos acciones de acoso o maltrato recurrente sobre un grupo o individuo en particular, es decir, que no en todas las escuelas visitadas se presentó el fenómeno del bullying.

Para los alumnos entrevistados, catalogados como acosadores, las manifestaciones de violencia recurrente sobre un individuo tienen como eje la búsqueda de reconocimiento constante, de satisfacción personal; además, funcionan para mantener la vigencia de quién manda, quien debe mantener un estatus entre los alumnos. En este sentido, la actitud del acosador se vuelve un camino del que no se puede regresar, puesto que los alumnos involucrados, de acuerdo con sus testimonios, creen que están expuestos a convertirse en la próxima víctima. La violencia ejercida por los maltratadores es una muestra de la urgencia de reconocimiento hacia su persona, por lo que ser violento —según ellos— es tener un lugar asegurado en el espacio escolar. El bullying, por tanto, se practica para forjarse una imagen propia de dominio, pero también de control hacia los "otros", pues es una estrategia definida que persigue una meta y objetivos claros. El molestar, pelear e intimidar son conductas que basan en un argumento de reafirmación continua de su poder, pues quien vence en una pelea o somete a otro compañero siente aumentar sus propias fuerzas y afronta con más decisión al siguiente adversario. El bullyingbusca como punto central el deterioro de la identidad de la víctima. Por esta razón, hay varios tipos y no sólo el físico.

En cuanto al bullying que ejercen hombres y mujeres se registra una diferencia, en tanto que para ellos la disputa se orienta más a privilegiar el uso de la violencia física, para las mujeres el maltrato es más de tipo verbal y/o psicológico. No obstante, cabe mencionar que en el curso de esta investigación dos niñas ejercían bullying sobre cuatro varones y mantenían amenazados a muchos compañeros con golpearlos a la menor provocación.

Entre los alumnos, el maltrato y el acoso forman parte de una cultura muy arraigada, pero también es una suerte de tentación para ejercer el poder, dado que el mecanismo de abuso de los mayores sobre los menores se aprende rápido. El aspecto físico desempeñó un papel determinante en este trabajo, los acosadores eran alumnos cuya acción, en todo momento, estuvo respaldada por la fuerza y apoyada en su imagen de mayor peso y estatura.

Las víctimas de alguna manera concentran muchas de las agresiones que se registran en el aula, y no sólo de los acosadores, sino también de los compañeros de clase, que lo permiten —y fomentan— con tal de no ser los elegidos, pues apostar por la víctima es compartir parte de su tragedia, lo que se traduce en que los agredidos se vean solos y sin saber qué hacer. Constatamos que en torno a una víctima no se crean lazos de solidaridad o de apoyo, a la par que el bullying es una actitud respaldada por el colectivo escolar que ayuda a su permanencia y reproducción.

La normatividad de la escuela, aunque ha tratado de modificarse a través de programas, iniciativas y leyes, se queda en el aspecto formal, no ha logrado trascender de manera importante en la cultura escolar ni en las tradicionales formas de convivencia que se dan entre alumnos. Por ejemplo, podemos citar la Ley de Seguridad Integral Escolar para el Estado Libre y Soberano de Puebla, la Ley contra el Acoso Escolar para el Estado de Veracruz de Ignacio de la Llave y la Ley para la Promoción de la Convivencia Libre de Violencia en el Entorno Escolar del Distrito Federal (Zurita, 2012), iniciativas que intentan atender el fenómeno, sin embargo, que tienen poca incidencia en la práctica cotidiana de la escuela.

Hasta el momento se ha tratado de hacer frente al bullying a través de aspectos meramente informativos, pero la tarea pendiente está en la formación vivencial que se dé en las aulas, y es ahí en donde el papel del docente como promotor de nuevas formas de convivencia y de interacción cotidiana se torna central para erradicar el bullying y la violencia escolar.

La definición de personalidades violentas o tímidas tiene su origen en estas primeras acciones con el contexto extrafamiliar, de ahí que es conveniente que padres y maestros cuenten con herramientas para enfrentar este tipo de conductas. La información y capacitación en este sentido es por demás urgente para mejorar el clima en las instituciones educativas, tal y como lo señalan el grueso de las propuestas de intervención institucional (Zurita, 2010).

En relación con los padres de familia, tanto de las víctimas como de los acosadores, afrontar el bullying implica un importante desafío y, en la mayoría de los casos registrados, se advierte que se trata de un problema que no saben cómo manejar y menos aún a dónde deben dirigirse para atenderlo, más allá de la escuela y del profesor, de quien esperan una respuesta oportuna que no siempre da o resuelve satisfactoriamente.

Al analizar los programas, iniciativas y disposiciones implementadas en diversas regiones del país, encontramos que los resultados de investigación no han incidido de manera importante en la formulación de políticas educativas encaminadas a mejorar las interacciones cotidianas entre los sujetos de la institución. Por ello, es necesario buscar un acercamiento entre los investigadores y diseñadores de políticas en los ámbitos local, estatal y federal. Asimismo, es importante promover evaluaciones a los programas gubernamentales que se han puesto en marcha, con la finalidad de conocer los resultados y logros.



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CUADROS DE VALORACION HACERCA DE EL BULLING










El bullying y la violencia escolar

El bullying se puede definir como la intimidación, el abuso, el maltrato físico y psicológico de un niño o grupo de niños sobre otro u otros. Incluye una serie de acciones negativas de distinta índole, como bromas, burlas, golpes, exclusión, conductas de abuso con connotaciones sexuales y, desde luego, agresiones físicas. El término deriva de una palabra inglesa, aceptada a nivel mundial para referirse al acoso entre compañeros, y definido como una forma ilegítima de confrontación de intereses o necesidades en la que uno de los protagonistas —persona, grupo, institución— adopta un rol dominante y obliga por la fuerza a que otro se ubique en uno de sumisión, causándole con ello un daño que puede ser físico, psicológico, social o moral (Ortega, Ramírez y Castelán, 2005:788). En este trabajo se concibe al bullying no sólo un problema de carácter psicológico como buena parte de la literatura apunta, sino que se trata de un fenómeno también de carácter socioeducativo. Existen varios tipos de bullying:físico, verbal, gesticular y cibernético (Cobo y Tello, 2008:58).

El maltrato entre iguales comenzó a estudiarse de manera sistemática en Suecia, a principios de los años setenta, con el trabajo pionero de Olweus (1973), que abrió una dimensión educativa que hasta ese momento no se había explorado desde el ámbito de la investigación. La producción de trabajos realizados en la década de los ochenta, principalmente en Europa, dieron como resultado la organización, en 1987, del primer congreso internacional sobre el bullying que anunciaba que era un fenómeno a escala mundial:


Podemos considerar que aproximadamente desde los primeros años noventa, la investigación y la preocupación pública sobre el problema del bullying ha pasado de aquellas primeras experiencias escandinavas a estar en un plano internacional, y este interés no deja de extenderse (Ronald, 2010:35).

Los estudios sobre el tema han sido profusamente desarrollados desde diferentes perspectivas a nivel mundial y es una muestra del interés que hay sobre este tipo de violencia que se gesta y reproduce en las escuelas. De igual forma, la enorme cantidad de estrategias y recomendaciones son un reflejo de la urgente necesidad de mejorar las relaciones cotidianas (Ortega, 2010).

Las investigaciones han abordado el problema desde diferentes perspectivas y enfoques, algunas de las principales orientaciones son el descubrimiento y conceptualización del fenómeno (Olweus, 1978; Ronald, 2010); la constatación y frecuencia con que se da en las instituciones (Ortega, 2010), la identificación de los rasgos del agresor y de la víctima (Debarbieux et al., 1999), los distintos tipos de interacciones que se registran (Abramovay y Rua, 2003), las consecuencias y repercusiones psicológicas que causa (Miller, 2010), las propuestas, programas y experiencias para erradicarlo (Ortega, 1997), así como recomendaciones generales para mejorar la convivencia en la escuela (Elliot, 2008; Ortega, 2010). El tema cuenta con un importante avance documental y cada vez se están especializando más los estudios poniendo especial atención en aspectos y variables específicas que han promovido nuevas interpretaciones, entre otros: sexo, edad, género, antecedentes familiares, culturales y educativos (Ortega, 2010).

En lo que se refiere a los trabajos realizados en México, el bullying en un primer momento se estudió de manera importante a través de la aplicación de algunos instrumentos que habían sido utilizados anteriormente; es decir que, con escasas variantes, se replicaron los trabajos; sin embargo, no en todos los casos hubo cuidado y rigor metodológico. Predominaron dos vertientes, la primera referida a la adecuación de instrumentos de los estudios del pionero en el tema, Dan Olweus, y la segunda, de los trabajos de Ortega (2000). Sin duda, la información que se ha generado en torno al problema por varios sectores gubernamentales y no gubernamentales es importante y valiosa en el sentido de demostrar que existe la violencia entre pares, sin embargo, se ha caído en generalizaciones y juicios sumarios al dar a conocer cifras y datos que son tomados como referentes para "valorar" la situación de todas las escuelas del país; una tentación que con frecuencia se ha tenido para caracterizar momentos y sujetos educativos. No obstante, diversas investigaciones han demostrado la complejidad de los aspectos contextuales y las particularidades que adopta la violencia y que varían significativamente inclusive en los mismos grupos de una institución educativa (Gómez, 2005; Valadez, 2011; Prieto Quezada, 2008).

Los trabajos de investigación sobre el tema que nos ocupa se han desarrollado, principalmente, a partir de una metodología de corte cuantitativo, a través de encuestas, que si bien son una fuente importante de información dejan al margen muchas de las acciones que la violencia conlleva, por ejemplo, la serie de repercusiones físicas y psíquicas que escapan a la cifra y al porcentaje de la frecuencia de los hechos. En contraste, son menos los estudios cualitativos. Por esta razón, este trabajo privilegió el análisis del fenómeno del bullying, a partir de métodos etnográficos, pues la finalidad fue tratar de dar cuenta de las diversas variantes y la complejidad de este fenómeno que requiere ser contextualizado adecuadamente. Si bien es cierto que algunas fuentes informativas (periódicos, noticias en radio y televisión) dan cifras de maltrato y reportan episodios de violencia, esto no quiere decir necesariamente que sea una actitud recurrente o que los casos coincidan en gravedad. En distintos sectores de la sociedad se ha creado alarma y se ha dado cabida a conjeturas apresuradas; por ejemplo, denominar toda situación violenta en el espacio escolar de bullying es una exageración y un abuso del término, que posee cualidades y aspectos muy focalizados. Incluso —y como lo hemos registrado en esta investigación— puede darse el caso de que en un aula exista mucha violencia y que ésta no sea monopolizada por un alumno o un grupo.

Por otra parte, el término de bullying sólo se refiere a una parte de la compleja trama de relaciones que se da en la institución escolar, por ejemplo, quedan al margen la violencia espontánea entre alumnos, de maestros hacia los alumnos, y viceversa, que son amplios campos de investigación aún por atender. Es importante reconocer que en la interacción entre niños y jóvenes la discusión, las peleas y conflictos existen como parte del proceso de negociación y del aprendizaje institucional, sin embargo, lo que hace diferente al maltrato escolar es la reiterada violencia ejercida sobre determinados alumnos, es decir, el ataque y abuso sistemático a alguien elegido por diversas razones, entre otras: aspectos físico, económicos, sociales o raciales.

Las investigaciones que centran su atención en distintos niveles educativos (Prieto, 2008; Prieto, Jiménez, Carillo, 2010; Rivero, Barona y Saenger, 2009; Gómez y Molina, 2011) han aportado datos relevantes en cuanto a las diferencias signadas por la edad de los sujetos, sus prácticas, dinámicas y acciones que muestran la complejidad del fenómeno, las particularidades que adopta y que van más allá de recetas o soluciones fáciles para poder superarlo (Vázquez y Gaxiola-Romero, 2005; Valadez, 2008; Valadez et al., 2011; Cobo y Tello, 2008; Velázquez, 2011; Ramos, Vázquez, Garavito, 2011). Pese a la creciente producción académica, muy pocos de estos trabajos son citados en los programas y políticas públicas que se han elaborado por parte de los gobiernos federal y estatales (SEP, 2011; SEDF, 2008, 2009a 2009b, 2010), lo que se traduce en un desencuentro entre la academia y los tomadores de decisiones en un tema que requiere la colaboración de distintos sectores para enfrentarlo.

ARTICULO DEL BULLING



Resumen

Este artículo analiza el fenómeno escolar denominado bullying en cinco escuelas primarias de municipios del estado de Colima, México. Recupera la voz de los protagonistas, acosadores y víctimas, y la forma en que ellos valoran, conciben y sufren este tipo de violencia. Se utilizaron métodos de corte etnográfico y se identifican al poder y el acoso como formas para ejercer el control, a través de diferentes tipos de violencia: física, psicológica, verbal y sexuada. Los pocos mecanismos institucionales disponibles para hacer frente a este fenómeno, los escasos recursos que conocen las víctimas para atenderlo, favorecen que el bullying se desarrolle como una práctica recurrente, difícil de identificar y solucionar.

Palabras clave: violencia escolar, acoso escolar, poder, educación básica, instituciones educativas, México.



Abstract

This article analyzes the phenomenon of bullying at five elementary schools in the state of Colima, Mexico. It compiles the verbalizations of perpetrators and victims and the ways they evaluate, perceive, and suffer from this type of violence. Ethnographic methods were used to identify power and bullying as ways of exercising control, through various types of violence: physical, psychological, verbal, and sexual. The limited institutional mechanisms available to combat the phenomenon and the victims' lack of knowledge about the scarce resources they can access, favor the development of bullying as a recurring problem that is difficult to identify and solve.

Keywords:violence at school, bullying, power, elementary education, educational institutions, Mexico.



Presentación

El bullying es una conducta violenta y recurrente que se da entre pares, pero no es la única en el contexto de la violencia escolar, pues no da cuenta de las muchas acciones, actitudes y hechos que diversos protagonistas emprenden en el espacio escolar. Es importante mencionar que no en todos los casos en donde se presenta la violencia escolar se registran necesariamente fenómenos de bullying. En este trabajo se puso especial cuidado al registrar el acoso sistemático sobre individuos en específico, pues las observaciones mostraron que, en efecto, a lo largo de las jornadas escolares se presentan muchas interacciones violentas y delictivas de manera esporádica, pero son protagonizadas por distintos sujetos, ya sea desde la posición de víctimas o victimarios.

La violencia que se registra en la escuela es un fenómeno que implica realizar un análisis detallado de las acciones, un registro cuidadoso de las interacciones y de los constantes intercambios entre los sujetos. Las acciones y repercusiones que tienen a cada momento en ese espacio son la materia prima central para comprender —desde las diferentes aristas de la socialización y la experiencia escolar— lo que sucede cotidianamente. Una indagación sobre este fenómeno se elabora a partir de los sucesos de todos los días, que son la explicación del cómo y por qué se originan determinados hechos violentos, más allá de catalogarlos como acontecimientos extraordinarios o desde la incidencia estadística.

Este artículo forma parte de un trabajo de investigación que analiza el fenómeno escolar denominado bullying,1 o acoso entre alumnos,2 en cinco escuelas primarias de municipios del estado de Colima: Villa de Álvarez, Coquimatlán, Colima, Manzanillo y Minatitlán. El eje central es, por una parte, el análisis de cómo actúan los alumnos acosadores y los argumentos que manifiestan y, por otra, la forma en que viven las víctimas esta violencia recurrente.3 Se centra en recuperar la voz de los protagonistas y la forma en que valoran, conciben y sufren el bullying, más allá de una lectura ya conocida que señala la presencia de la violencia en las escuelas o la descripción de los hechos que ocurren en las aulas.

Para dar cuenta de lo anterior, el primer apartado de este trabajo es una revisión que incluye desde las primeras investigaciones realizadas hasta los estudios más recientes del bullying, tanto a nivel nacional como internacional; la finalidad es establecer las diferencias que diversos autores han ido señalando entre la violencia escolar y este tipo de acoso específico. Posteriormente el texto se centra en aspectos de la cultura escolar; es decir, el conflicto, el poder, la fuerza y las diversas negociaciones e interacciones que se generan entre pares; naturalmente el énfasis está en el peso que han tenido la violencia y el acoso como parte de la dinámica cotidiana en las escuelas analizadas y que se materializan a través de burlas, golpes, exclusiones, etcétera; acciones que se registran en los diversos testimonios de los participantes en este estudio. Después se recuperan los argumentos de los involucrados: acosadores y víctimas —hombres y mujeres— con la finalidad de entender el bullying desde la perspectiva de los protagonistas y el sentido que le otorgan a sus acciones, los argumentos en torno a su forma de proceder, las estrategias que utilizan y el lugar que le atribuyen a la violencia y al acoso como formas de acción y de sobrevivencia institucional.



Sobre el método seguido

Se partió de una muestra intencional, no representativa (Miles y Huberman, 1994) y se consideraron las siguientes fuentes de información para seleccionar a los sujetos de estudio. Entrevistas con: 1) docentes y autoridades educativas: a) el maestro de grupo; b) profesores de otros grupos, específicamente que habían impartido clases a los alumnos señalados para este estudio y c) algunos supervisores; 2) alumnos: a) tanto de un mismo grupo y b)como de otros grados pero que se vinculaban con los sujetos seleccionados; y 3) padres de familia afectados por la situación; con hijos: a) catalogados como alumnos problemáticos y b) que sufrían recurrentemente agresiones.

Se utilizaron métodos etnográficos como la entrevista, el diario de campo y la observación en el lugar de los acontecimientos (Stubbs y Delamont, 1978); de corte interpretativo, es decir, la explicación no sólo de lo que señalan los sujetos de la investigación, las actitudes y los referentes teóricos, sino también las consideraciones personales y el proceso de auto-comprensión logrado a partir de la interacción con el lugar de los hechos; aspectos que permiten narrar, interpretar y producir un texto (Woods, 1988; Hammersley y Atkinson, 1994; Bertely, 2002). La investigación se realizó a lo largo de un año (2010-2011) y las entrevistas y observaciones se llevaron a cabo en un lapso de siete meses; se plantearon como un diálogo con una parte semiestructurada (Merton, Fiske y Kendall, 1956) a partir de un guión. Se hicieron diversas entrevistas con los integrantes de la institución: maestros, padres de familia y alumnos, principalmente con los catalogados como problemáticos y aquellos que sufrían recurrentemente acoso. La observación de las interacciones se efectuó principalmente en la escuela: salón de clase, baños, pasillos, patio, durante los recreos, a la hora de la entrada y salida del plantel, así como en las zonas aledañas a la institución. La categorización se realizó de manera progresiva, pues conforme el trabajo de investigación avanzaba se fueron perfilando las categorías definitivas de análisis. Se utilizó la descripción densa (Geertz, 1973:19) como una herramienta que ayudó a dar cuenta de lo acontecido a profundidad en una institución y de los sujetos que la integran; esto obligó a trabajar con múltiples episodios, escenas y relatos que van más allá de sólo describirlos en una forma lineal, pues de lo que se trata es de "darles vida" y poner en juego los variados elementos que rodean a los sujetos involucrados en el relato. Narrar en este sentido, sirvió para organizar los diversos argumentos, interacciones y juicios que expresaron los sujetos de análisis y sistematizarlos de una manera legible y razonada (Ricoeur, 1999) (cuadros 1, 2 y 3).

INICIO DEL BULLING



A pesar de que el bullying es un fenómeno que se ha empezado a estudiar como respuesta de la creciente violencia escolar, este comportamiento es tan rudimentario como el hombre mismo. La agresión como respuesta y la necesidad de marcar el control sobre un territorio ha sido algo que nos ha caracterizado como raza, y que de algún modo nos ha permitido evolucionar, aun cuando la violencia no sea la forma más adecuada para defenderse.
Por esta razón, es casi imposible determinar cuando surgió exactamente el acoso escolar, aunque nos atreveríamos a decir que surgió casi inmediatamente que se instalaron aulas de clase. El bullying, pues, es un fenómeno que sigue sucediendo a lo largo de muchos países del mundo.
Una de las personas que más investigaciones y estudios ha realizado para cambiar el bullying es el profesor Noruego Dan Olweus, quien abordó el caso de tres suicidios de alumnos en el norte de Noruega, ocurridos en 1982. Ciertamente el acoso escolar puede desembocar en una depresión que, a su vez, tenga como sendero contemplar el suicidio como medio fácil de salida.
Casos tan extraordinarios como los sucedidos en Noruega están ocurriendo con mayor frecuencia en todo el mundo. Un caso que nos viene a la mente es el de un pequeñito colombiano que a causa del constante acoso de sus compañeros, decidió suicidarse cuando apenas tenía ocho años de edad. Pero casos similares, cabe mencionar, ocurren en nuestro país.


El asunto es tan extraordinario que nos hace reflexionar sobre nuestra propia sociedad. Según el informe nacional sobre Violencia de Género en la Educación Básica en México, 90 por ciento de los estudiantes de sexto grado de primaria y secundaria han sufrido alguna vez humillaciones o insultos, principalmente de sus propios compañeros de clase.
Pero esto no es todo, la segunda causa de muerte en México entre los jóvenes de 5 A 29 años, después de los accidente automovilísticos, es el suicidio. Esto ha venido ocurriendo en los últimos cinco años, y se estima que las cifras sigan en aumento, por lo que se cree que puede llegar a ser la causa primaria de decesos precoces si no se hace algo para remediar los problemas que aquejan a la juventud, dentro de los cuales el acoso escolar es uno de los más populares.




Si hilamos todos estos puntos, el panorama juvenil actual es preocupante, independientemente de la historia familiar de cada persona; es decir, de su origen, porque este problema social se aprecia en todos y cada uno de los sectores sin importar edad, estatus social. Claro que el ambiente en el que se desenvuelve un joven influye en su desarrollo, pero también es muy común que a pesar de que en el núcleo familiar exista amor, compresión, cariño y afecto, sin olvidar respeto, el joven puede toparse con un ambiente hostil al salir del hogar. Es así como todos los jóvenes están expuestos a ser presa fácil del acoso escolar.

QUIEN ES EL RESPONSABLE DEL BULLING



El bullying, una palabra que se encuentra muy “de moda” en el ámbito académico, ocurre cuando los niños o adolescentes son atormentados continuamente por otros con más poder (ya sea en lo físico o en lo social).

Este nombre fue acuñado en 1993 por el psicólogo escandinavo Dan Olweus, de la Universidad de Bergen (Noruega), a partir de estudios realizados en los años 70´s sobre el suicidio de algunos adolescentes. Encontró que estos jóvenes habían sido víctimas de agresión física y emocional de parte de sus compañeros de escuela.

Dan Olweus es el psicólogo que lleva más años estudiando el fenómeno Bullying. Eligió esta palabra por su parecido con “Mobbing”, término que se utiliza en Etiología para describir el fenómeno en que un grupo de pájaros ataca a un individuo de otra especie.

Si bien este fenómeno ha existido desde siempre (la típica “carrilla”), anteriormente era considerado como una conducta normal y no un problema social.
Está sumamente claro, el bullying nace y ahora se incrementa dentro de una sociedad descompuesta, de hogares destruidos, de niños abandonados por la vigilancia de sus padres, por negligencia o porque ellos son “ejecutivos” que están más por el progreso de sus negocios que por el cuidado de sus hijos… “por eso pago un colegio caro… que ellos lo prevengan de ese tema”
. Lo peor es que los padres actuales llegan a los colegios a cuestionar el que sus hijos sean víctimas de este flagelo, cuando la realidad es que la familia es el centro de prevención o generación del bullying. ¡Qué complejo¡
Pero también juegan un papel primordial y que debe ser analizado minuciosamente los videojuegos de asesinos con sus armas estrambóticas o los “maravillosos” programas de televisión que son escuelas de barbarie y de asesinos, y donde no se ve ningún control por las autoridades respectivas.

El tema es difícil y de condiciones alarmantes, pues con el uso de teléfonos con cámaras y de videograbación, este tipo de actos son difundidos con velocidad, aumentando el impacto para la víctima y el premio al agresor, por parte de la “micro-sociedad de enanos” que aplauden las burlas a los otros con un: me gusta.

Si los actuales padres de familia creen que el tema del bullying es de exclusiva responsabilidad de las escuelas y autoridades, están muy equivocados, pues este flagelo se gesta en la familia. ¿Cómo pedirle al niño que respete si en su hogar no recibe respeto? Es real, hoy vivimos en una sociedad muy descompuesta que necesita una nueva orientación. Vivimos armados, en “pie de lucha”, en un esquema complejo de “sálvese quien pueda”, al amparo de la ley del más fuerte.
La semana anterior escribía en este espacio sobre los cambios del sistema educativo en Finlandia que lo han hecho el mejor del mundo, y la conclusión giraba en que este sistema educativo hoy se centra en la persona y no en el conocimiento, y que la familia era el sustento clave para el éxito del educando.
Esa es la realidad, necesitamos entender que es más docente el padre de familia que la maestra. Necesitamos entender que lo más complejo es enseñar los valores (que sólo se aprenden con el ejemplo) y no tanto las matemáticas y la biología…

Si logramos entender estas premisas, quizás logremos levantar en el largo plazo la bandera blanca de una sociedad incluyente, que respeta, que suma, que construye. Una sociedad libre de bullying.

COMO SE FORMA EL BULLING

Las burlas y agresiones siempre han hecho parte de la convivencia escolar y muchas veces se toman a la ligera. Expertos explican el trasfondo de estas conductas. Barranquilla lidera la cifra de casos, según entidad dedicada a estudiar esta situación.


“A los 15 años desarrollé bulimia. Estudiaba en un colegio femenino y el bullying con las compañeras que no eran tan bonitas o que eran más gruesitas era tremendo, muy fuerte. Todos los días había burlas y ataques, sobre todo concentrados en la apariencia”, expresa Ana Marenco*, quien en la actualidad tiene 23 años.

Cuenta que su enfermedad duró año y medio, y que empezó a tratarla después de que fue descubierta por su madre “en pleno acto” de vomitar. Superarla le representó asistir a terapia y muchos meses tratando de aceptarse a sí misma.

Esta joven confiesa que aún hoy siente las secuelas de ese trastorno que la aquejó en su adolescencia. “Aunque el bullying no estaba dirigido hacia mí, me generó un temor muy grande, porque si bien yo no era gordita, sí era caderona. Entonces, por no sufrir los ataques, empecé a vomitar para no engordarme. Hay que tener en cuenta que cuando uno es adolescente es muy vulnerable”, cuenta Ana, quien es ingeniera industrial y ha trabajado en el mundo de las finanzas corporativas.

Su experiencia la motivó a convertirse años después en una de las fundadoras de Amis, una herramienta tecnológica que permite identificar y medir problemas de convivencia escolar, entre los cuales se encuentra el bullying.

Una red virtual
El proyecto Amis fue creado por profesionales de distintas carreras de universidades como la de Cesar, los Andes, la Nacional y la Externado.

Funciona con base en un algoritmo que permite establecer “roles sociales, quién tiende a ser víctima, victimario y qué índice de liderazgo tiene cada estudiante. Así podemos establecer características personales y sociales, el nivel de convivencia de un aula y casos urgentes de acoso”, tal como lo explica David Rojas, también fundador de esta herramienta que ganó el Premio Nacional Colciencias-MinTic 2015. 

“Nosotros veíamos que se trabajaba el problema desde la prevención, pero nadie lo estaba midiendo, por eso nos unimos un grupo de ingenieros, administradores, con asesores en matemáticas para poder cuantificar la situación y buscar soluciones”, explicó Rojas. En su equipo también cuentan con la presencia de una doctora en psicología. 

En los meses que lleva funcionando, por medio de un método de encuestas anónimas y personales basadas en tests elaborados en países como Finlandia y Estados Unidos, han entrevistado a más de 4.000 estudiantes en Bogotá, en donde han encontrado 200 casos de diferentes problemáticas relacionadas al bullying, consumo de drogas, exclusión y autolesión, entre otros.

“El tema de la prevención no está funcionando de la forma en que está planteado, era necesario analizar las variables sociales y personales por medio de inteligencia artificial”, agregó.

Un problema letal
Pellizcos, empujones, burlas, señalamientos, golpes, insultos furtivos o lo que se entiende en algunos casos en la costa Caribe como la ‘típica mamadera de gallo’. Este tipo de acciones han estado presentes desde hace décadas en la manera en que niños y adolescentes se relacionan entre sí, particularmente en el ámbito escolar. De cierta forma, son conductas que han hecho parte de la experiencia vital de la gran mayoría de personas.

Sin embargo, en años recientes el término bullying o matoneo ha cobrado fuerza, tanto en la prensa como en la cotidianidad, para definir las agresiones que se presentan entre pares, ya sea en los colegios o en el trabajo.

Algunos casos, como el de Yadira Perdomo, quien en 2009 sufrió una fractura en la vértebra lumbar, trauma craneoencefálico y pérdida total del control de esfínteres a causa de una ‘broma’ en clases, en el colegio Gimnasio Campestre Los Alpes, de Bogotá, han traído atención sobre el tema. Perdomo fue la primera persona en obtener un fallo a su favor como víctima del bullying, hecho que ocurrió en 2014.

Otros casos, como el de Diego, el niño español de 11 años que se suicidó a inicios de este año por causa del matoneo, arrojándose del quinto piso donde vivía con su familia, también han ocasionado que el tema cobre otro matices y que deje de observarse como algo normal. El niño dejó una carta a sus padres en la que escribía “yo no aguanto ir al colegio y no hay otra manera para no ir”.

¿Por qué lo hacen?
El uso generalizado del término bullying ha desdibujado su verdadero significado, y en eso concuerdan diferentes expertos en la temática.

“Actualmente esta conducta es muy estudiada en el terreno de la psicología, pero es riesgoso afirmar que una persona es agresora por un motivo y otro. Algo que sí sabemos por consenso es que los bullys son personas con una ausencia de empatía, son sujetos que no tienen sensibilidad ante las necesidades de otro. Si este sujeto tiene tolerancia a la violencia, las probabilidades de que tengamos un agresor son altas”, expresa Olga Hoyos, directora del Departamento de Psicología de la Universidad del Norte.

Hoyos ha centrado parte de su trabajo en el tema del matoneo, y expresa que este comportamiento puede definirse como un “maltrato entre iguales por abuso de poder que ocurre de manera continuada en el tiempo”.

La especialista afirma que para que algo sea considerado una agresión de este tipo –ya que explica que no todo puede ser considerado bullying–debe cumplir ciertas características.

Estas son: que se presente en un grupo con alta tolerancia hacia la violencia y que “siempre” haya espectadores. “No hay un estudio completo sobre el bullying en Colombia, pero algo que sí se determinó es que grupos con menor atmósfera moral y respeto hacia las normas son más permisivos con las conductas violentas” agregó Hoyos.

Así mismo, afirma la experta que, desde una perspectiva clínica, puede asociarse a rasgos de personalidad, pero que abordado desde la interacción grupal el bullying se explicaría como “distintos tipos de procesos psicosociales que se activan a la hora en que la persona entra en relación con otros. Creemos que es un tema de relaciones interpersonales, la manera cómo se construyen la necesidad de pertenencia y de aceptación”.

Otra perspectiva la ofrece Silvia Aragón*, psicóloga que por quince años ha trabajado en una institución educativa en Valledupar. “Lo que he podido observar es que los niños y adolescentes que hacen bullying por lo general provienen de familias en las que también hay dinámicas de violencia. Toda la carga negativa que traen de sus hogares la descargan con otros compañeros”, expresó Aragón.

Barranquilla lidera cifras
De acuerdo a cifras de la Universidad de Los Andes y el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses, uno de cada cinco niños es víctima de bullying y un menor de edad se suicida en el país cada 48 horas.

En el Atlántico, según expresa Ricardo Ruidíaz, director de la fundación Amigos Unidos, centrada en la temática del matoneo, hay algunas de las cifras más altas de agresiones entre pares en el plano escolar.

Ruidíaz es psicólogo forense, y durante años ha trabajado la temática de violencia contra menores. Durante años trabajó en la Interpol, y el ser testigo del auge de la pornografía infantil en el país lo motivó a crear una fundación que trabajara por los derechos de los niños. “A mediados del año pasado estuvimos en Barranquilla. Las estadísticas en la ciudad y en el Atlántico ocupan el primer lugar en situaciones de violencia escolar, riñas casuales, bullying e influencia de pandillas. En la Costa la situación es bastante preocupante”, expresó. Y así lo ratifican las cifras de su fundación, que registra 403 casos de bullying y 321 de cyberbullying en Barranquilla ocurridos entre enero y febrero de este año.

La capital del Atlántico lidera el escalafón, y le siguen, en su orden, Bogotá, Medellín, Cali y Bucaramanga. En total, Amigos Unidos cuantifica 1.785 casos de bullying en el país en este mismo período, y 1.356 de matoneo virtual.

Ruidíaz agrega que, ante el comentario de muchos padres que afirman que cuando niños ‘mamaban mucho gallo’ y que no es para tanto, “los índices de violencia entre adultos son también elevadísimos, y que en parte eso proviene de la falta de detección y trabajo en temas como el bullying en la niñez”.

Cyberbullying
Otra de las formas de ‘bullying’, y una que ha cobrado fuerza en los últimos años debido al auge de la tecnología, es el ‘cyberbullying’.

De acuerdo a Ricardo Ruidíaz, psicólgo forense que por años ha trabajado el tema de la violencia contra los niños, este puede ser uno de los más peligrosos.

“Cuando trabajé en la Interpol estuve expuesto a todo tipo de abusos que mayores ocasionaban a niños. La pornografía infantil es muy común”, expresó.

En cuanto a esto, Ruidíaz expresa que el impacto del ‘cyberbullying’ puede ser más fuerte porque se trata de “acoso que en cuestión de minutos puede llegar hasta a mil personas que pueden estar regalándole un ‘like’ a un insulto que le ocasiona un gran daño a un niño o adolescente”.

Ante este tipo de ‘bullying’, explica Ruydíaz, hay una mayor posibilidad de un suicidio.

SOLUCIÓN HACERCA DEL BULLING


La solución


¿Cómo ser parte de la solución del Bullying y Cyberbullying? estando en contra o siendo parte de esta problemática. Prevenimos y evitamos las consecuencias con una participación activa y en conjunto entre padres, docentes, profesionales y la sociedad misma.

En la familia

La familia es lo más importante para el niño, es allí donde aprende a socializar, teniendo en cuenta valores y reglas. Es por ello que hay que establecer normas de comportamiento, evitar costumbre que deriven a conductas agresivas, como el ser muy permisivos o demostrar un ambiente incompatible.

Los hijos deben confiar en sus padres, si algún problema los afecta. Los padres tienen la responsabilidad de demostrar esa confianza, de que se puede contar con ellos en cualquier situación, lo más importante es la comunicación.

En la escuela

La escuela es el segundo hogar de los niños y adolescentes, es por ello que el docente debe, además de enseñar a sus alumnos a mantener buenas costumbres y fomentar la empatía en los estudiantes, también debería identificar casos de acoso y frenarlos en la brevedad posible.

Se deben establecer reglas de buena convivencia y compañerismo entre los estudiantes. Prevenir la intolerancia, el sexismo, la xenofobia.

Adicional a esto, pueden realizarse cursos o conferencias para padres y docentes en donde se traten temas como el bullying y cyberbullying.

Instituciones gubernamentales

En las escuelas constantemente se dictan capacitaciones sobre anticonceptivos, vicios, sida, entre otros. De esta manera, debería tratarse el tema del Bullying o Cyberbullying, educar a los niños y jóvenes a tomar costumbres que prevengan cualquier tipo de acoso, que sepan dónde y a quién acudir en caso de que estén siendo víctimas. Se debe afrontar el problema y ayudar a víctimas y agresores.

Medios de comunicación y sociedad

Son los menores lo que “imitan” lo que ven en la televisión, los niños son más propensos a que los programas de acción y violencia influyan en su comportamiento. Los medios de comunicación deberían controlar los contenidos que se emiten en horario de protección al menor.




Así también, la sociedad misma puede ser parte de la solución controlando a que no se den situaciones que parecerían simples bromas. En cuanto un niño acosa a otro, se debe intervenir y no callarlo.

CIERRE Y REFERENCIAS DEL BULLING

A manera de cierre Es importante insistir en la necesidad de acotar y definir con claridad el término bullying y evitar utilizarl...